Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, rezando, "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
El señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guardarla dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras".
El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho.
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba.
Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared. "Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".
Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás.
Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.
Cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor, siempre brillará el sol después de la lluvia
Al leer esto sentí que mi cruz pesa demasiado para mí y no puedo ni quiero compararla con otras cruces, pues no me importa cuan grandes y pesadas sean si tampoco sé cuan es la fuerza del que la leva, y ahora mientras escribo, voy pensando y me doy cuenta que si mi fuerza física es muy frágil, mi fuerza espiritual es inmensa y no me dejaré vencer por el peso, mi fe es inmensa e infinita, tengo la certeza interior que todo saldrá bien, pero quién se lo dice a mi corazón para que dejé de presionar mi pecho y causar estos momentos en los que siento que tambaleo y que no hago equilibrio y por unos instantes pienso en caerme y me caigo en verdad durante esos breves instantes en los que me domina el dolor, la impotencia, la furia contenida, ... y rebrotan en mí las ganas de dar un abrazo a mi madre, un beso, una caricia y tenerla conmigo por mucho tiempo y me duele el corazón por todo lo anterior que sentí, pero son momentos que nos pueden pasar, ante esto que escribo yo teniendo de testigo a mi alma, Te pido Perdón Dios, por pensar que me diste un peso que no podría soportar, tú siempre sabes por qué haces las cosas y no nos harías daño a tus hijos, te pido de rodillas Perdón por pensar que no podía continuar.
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