“la crisis envía señales.”

antes de que ciertas tormentas lleguen a nuestro patio, nos envían pequeños mensajes de los que, por pereza o por encontrar que no son dignos de nuestra atención, no hacemos caso.

Precisamente por eso, en el momento en que el viento empieza a soplar con violencia, nos sentimos absolutamente desprevenidos para los truenos que estallan por todas partes, y sólo nos queda, procurar administrar de la mejor manera posible la devastación que vendrá a continuación.

mapa de nuestras tormentas personales.

Origen: la crisis viene siempre del exterior, aunque a veces pensemos que sólo se manifiesta en nuestras almas. Por lo general, algo insignificante ocurrido en la infancia puede traer grandes consecuencias en la madurez.

La crisis llega para destruir: por más que intentemos asociar la palabra “crisis” a la “oportunidad” (como hacen los chinos), esa romántica asociación sólo es posible cuando estamos preparados para lo imprevisto. Como muy raras veces es ése el caso, la crisis se instala y comienza a arrasarlo todo a nuestro alrededor

La verdad no ayuda: No hay que cometer el tonto error de desmentir las cosas por intentar aclarar e ir con la verdad. La verdad no ayuda Y enseguida empiezan las especulaciones respecto a cómo los hombres, cuando se encuentran acorralados, siempre se declaran inocentes.
Es perder tiempo....

El problema, por pequeño que sea, puede producir una crisis terrible: uno nunca sabe cuando se va a colmar la copa de la tolerancia del otro. En mi caso personal es un balde, no una copa, y cuando esa gota, por más pequeña, que sea hace que és balde revalse, empapa a todo el que se encuentre cerca. Un hecho insignificante puede ser la gota de agua que colma el vaso de todo un proceso reprimido, el cual a partir de entonces se vuelve difícil de contener.

Los hechos no cuentan, lo que cuenta es cómo percibe los hechos la opinión pública: Mientras los vecinos no se enteren.....en mi caso sí se enteran, se debe escuchar cada una de mis crisis y ataques de llanto incontenibles. Mientras la “opinión pública” no sepa nada, la impresión será la de que todo está bajo control.

Todo se transforma en munición devastadora: como la crisis siempre lleva a un diálogo de sordos, donde el uno no oye lo que dice el otro, los argumentos se vuelven inútiles.

La crisis siempre gira alrededor de un símbolo: puede ser una institución como el matrimonio, la carrera profesional, la empresa, la religión, el amor, el código de conducta.

Una vez que la crisis se instala, éstas son las peores formas de reaccionar

A] No hacer caso del problema

B] Negar el problema

C] Negarse a pedir ayuda

D] Mentir o decir medias verdades

E] Culpar a los demás

F] Sobrestimar la propia capacidad

Una vez que se han dado todos los pasos equivocados, llega el día y eres despedido. A partir de entonces, la familia ya está al borde del abismo, por culpa del precioso tiempo perdido al negar una fatalidad.
yo he sufrido muchas crisis en mi vida, y creo que he cometido todos los errores descritos arriba. Hasta que, tal vez en la peor de todas mis crisis, aparecieron los amigos.
Desde entonces, lo primero que hago es, simplemente, pedir ayuda. Evidentemente, la decisión final será mi responsabilidad, pero, en lugar de intentar hacerme siempre el fuerte, jamás me he arrepentido de haberme mostrado vulnerable
Y cuando empecé a actuar así, reduje bastante mi capacidad de errar, aunque ésta siga allí, siempre esperando para dar el salto

“talón de Aquiles”, mostrando que, independientemente de la fuerza que creamos tener, siempre existe el modo de alcanzarnos.
Es claro que el héroe, en este caso, muere por una flecha que lo alcanza exactamente en su punto débil.
Aquiles era hijo de la unión de un mortal con una diosa. Como toda madre siempre quiere proteger a su hijo de todos los peligros, ella lo sumergió en un río cuyas aguas lo harían inmortal, pero lo agarró por el talón, razón por la cual él quedó vulnerable en aquel punto (hay versiones del mito en las que el héroe fue sumergido en sangre de dragón, mientras tenía una hoja pegada al talón). De ahí la expresión “talón de Aquiles”